La cultura da forma a cada aspecto de la atención al paciente e influye en cuándo, dónde, cómo y a quién los pacientes narran sus experiencias de enfermedad y angustia, el patrón de los síntomas y los modelos clínicos que los médicos utilizan para interpretar y comprender los síntomas en términos de diagnósticos psiquiátricos. La cultura también da forma a las percepciones de atención de los pacientes, incluido qué tipos de tratamiento son aceptables y por cuánto tiempo. Incluso cuando los pacientes y los médicos comparten antecedentes culturales, étnicos o lingüísticos similares, la cultura impacta la atención a través de otras influencias en la identidad, como las debidas al género, edad, clase, raza, ocupación, orientación sexual y religión. La cultura afecta el encuentro clínico de cada paciente, no solo los grupos minoritarios desatendidos, y la formulación cultural, por lo tanto, es un componente esencial de cualquier evaluación integral. Los malentendidos culturales, los prejuicios y las brechas de comunicación entre los proveedores y los pacientes también contribuyen a las disparidades en el cuidado de diversas poblaciones, incluso por raza / etnia, religión, identidad de género y orientación sexual, lo que sugiere que la evaluación cultural centrada en la persona puede ayudar a reducir las disparidades de cuidado.

Para abordar esta necesidad, el DSM-5 introdujo una Entrevista de formulación cultural (CFI) que consta de tres componentes: una versión "básica" de 16 preguntas para entrevistar a pacientes, una versión informante para obtener información colateral y 12 módulos complementarios para obtener más información. evaluación integral Los médicos pueden optar por administrar uno o varios de estos componentes con pacientes individuales. Esta hoja informativa incluye información breve sobre esta evaluación cultural centrada en la persona, las áreas que evalúa y los enlaces para acceder al instrumento.